Geobiología
La Geobiología es un instrumento que busca minimizar el impacto negativo de las perturbaciones ambientales sobre la salud para preservarla.
La Geobiología es el estudio «logos» del impacto de la tierra «geos» sobre la vida « bios ». Su objetivo es el estudio del impacto de las radiaciones terrestres sobre la vida ya que la exposición de forma prolongada y repetitiva a estos factores del medio natural, objeto de estudio de la geobiología, tiene efectos nocivos sobre la salud. Además, la Geobiología contribuye en una parte importante, junto con la Bioelectricidad, la Bioconstrucción y otras disciplinas, al estudio de la Salud Ambiental en un sentido más amplio.
Nuestra salud depende también del lugar en el que vivimos. Nuestro planeta es desde su creación un lugar de intercambio y movimiento y en su superficie estamos sometidos al influjo de las radiaciones procedentes del cosmos, así como a las que proceden de su interior. A estos fenómenos geológicos de origen natural se añaden hoy en día y a un ritmo creciente las perturbaciones electromagnéticas de origen artificial. Desde la perspectiva de la medicina bioenergética, por ejemplo, a través de la Biorresonancia, podemos comprobar la huella que dejan ambos fenómenos en los campos energéticos vitales de los seres vivos.
El equilibrio energético y físico de la persona expuesta a estos fenómenos sufre un desorden proporcional al grado de sensibilidad de su terreno biológico. Estos aspectos se añaden pues así a otros factores que desencadenan o propician alteraciones en nuestro organismo como los niveles de toxicidad del medio, los antecedentes familiares, los hábitos alimentarios, etc. Las alteraciones producidas se pueden traducir en insomnio, migrañas, fatiga, problemas de concentración o memoria, depresión, dolores localizados, incontinencia urinaria, problemas de fertilidad y un largo etcétera. Es imprescindible buscar inmediatamente emplazamientos neutros o sin riesgos, en cualquier caso, pero especialmente cuando estemos confrontados a individuos con problemas de salud relacionados o agravados por estas causas. El cambio a un entorno seguro ralentizará el proceso degenerativo y permitirá recuperarse poco a poco del impacto de esos fenómenos en su salud. (Véase: “Alain de Luzan, Votre santé en lieu sûr, Paris, Le courrier du libre, 2008”)
Desde el espacio nos llega, tamizado por la atmósfera, un bombardeo constante de radiaciones. Desde la tierra nos llegan las radiaciones procedentes de descomposición de materiales radiactivos de su composición. Por otra parte, en el centro de la tierra un núcleo interno sólido y metálico de 2440 km de diámetro gira sobre sí mismo rodeado del núcleo externo líquido de 2240 km de espesor. El efecto de fricción de uno sobre otro es similar al de una dinamo, generando un campo electromagnético que es origen de las redes que estudiamos en Geobiología.
Como una malla más o menos cerrada que recubre toda la superficie del globo, estas redes naturales han sido el fruto de un gran número de experimentos científicos. Son estructuras perceptibles a nuestra sensibilidad, cuando ésta se encuentra desarrollada para este fin, y que afectan nuestro equilibrio neurovegetativo, nuestro sistema endocrino o nuestras defensas.
¿Qué factores nos interesan y debemos por lo tanto detectar?
- Cursos de agua subterráneos.
- Discontinuidades en el subsuelo por las que se filtran las radiaciones procedentes del interior de la tierra, potencialmente creadoras de radicales libres.
- Las redes telúricas Hartmann, Curry, Benker principalmente.
Por otra parte, los fenómenos de origen humano son omnipresentes en nuestro entorno e igualmente nocivos para nuestra salud y bienestar. Por un lado, tenemos la contaminación eléctrica y magnética, debida a la electricidad doméstica, la procedente de transformadores y líneas de alta tensión (50Hz) o vías férreas electrificadas. Por otro tenemos el “electrosmog” o contaminación electromagnética de alta frecuencia (>0,1 GHz), en donde se sitúa la telefonía móvil y sus antenas (en sus distintas bandas de emisión UMTS, 3G, 4G, LTE y 5G…), las emisiones WIFI, las emisiones de las bases de teléfonos inalámbricos, la transmisión satelital, los radares y otras tecnologías. No son fácilmente perceptibles por nuestros sentidos, en la mayor parte de los casos, aunque si notamos sus efectos y si podemos cuantificar su incidencia. Para una parte de la población, sin embargo, un mayor grado de sensibilidad a estos fenómenos disminuye enormemente su calidad de vida.
El estudio geobiológico se realiza desplazándose al lugar a peritar y reflejando sobre plano a escala las zonas patógenas de una vivienda, oficina o parcela. Tenga en cuenta que estas zonas se deben evitar y solo de modo muy limitado se podrán neutralizar. Se trata de poner en evidencia sobre plano las zonas no favorables a la salud para evitar las posibles alteraciones como método más sostenible”, ¡el lema debe ser la prevención!
El geobiólogo detecta perturbaciones y le podrá recomendar acciones para disminuir su impacto, desplazar una cama unos centímetros, desprenderse de un radio-despertador o corregir una instalación eléctrica; aunque a veces las soluciones no son tan fáciles ni siempre posibles.
Se trabaja normalmente a escala 1/20 en viviendas, 1/50 o más en terrenos. Empezamos con un análisis del entorno urbano, prestando atención a las: líneas alta tensión, los centros de transformación o las antenas telefonía móvil localizadas a una distancia inferior a los límites de seguridad. Continuamos con un análisis del edificio, la estructura y características constructivas, las instalaciones existentes y la localización de usos (cuartos de contadores, por ejemplo)
En el capítulo geobiológico se señalan las alteraciones geofísicas (corrientes de agua subterráneas, fallas y las redes globales más relevantes para la salud) y las geomagnéticas (evaluación de la variabilidad del campo geomagnético terrestre valorada con geomagnetómetro).
En Bioelectricidad se mide la resistividad de la toma de tierra, los valores de campos eléctricos y magnéticos a baja frecuencia (50Hz) medios en cada estancia y en los cabeceros de las camas como zonas particularmente sensibles, así como los campos electromagnéticos de alta frecuencia debidos a las redes de telecomunicaciones (> 1 GHz). También es interesante, dependiendo de la zona, medir los niveles de radón acumulados, los niveles de radiactividad, la calidad del aire, los niveles de ruido ambiental o la calidad de la iluminación, proponiendo soluciones en cada caso.
Permítanos además recordarle que cualquier información dada, consejos o sugerencias para la solución de problemas de salud de esta publicación es independiente de que usted pueda consultar a cualquier profesional de la salud.