Protección frente a contaminación electromagnética

Una vivienda o lugar de trabajo libres de contaminación electromagnética son esenciales para el buen funcionamiento fisiológico, para una mente sana y relajada y una excelente calidad de vida. Un buen geobiólogo o un experto en bioelectricidad le pueden asesorar. Con los generadores de biocampos de Rayonex Biomedical se busca minimizar el efecto de esta polución generando en nuestro entorno las frecuencias alteradas por los fenómenos de origen geobiológico (natural) y electromagnético (artificial) y exponer a ellas el organismo para ayudar en su autorregulación y servir de protección frente a estos campos.

Retrocedamos un poco para entender su funcionamiento. Así como el espectro de frecuencias de la luz solar regula el equilibrio de la vitamina D, la pigmentación o la formación de melanina, sabemos que existen muchos otros espectros de frecuencias que pueden desencadenar fenómenos de regulación en nuestro organismo. La exposición a fenómenos adversos, como la contaminación electromagnética natural o artificial por el contrario, interfiere igualmente con muchos de estos procesos regulatorios. Es ahí en donde incide la actividad de estos equipos, restituyendo paulatinamente estos procesos al exponer al organismo a ondas armonizadoras de la misma naturaleza que las perdidas por efecto de la contaminación.
Gracias a la experiencia de Rayonex Biomedical debida al desarrollo de equipos de Biorresonancia, el conocimiento de estos espectros de frecuencia alterados específicamente por cada uno de estos fenómenos permite desarrollar soluciones por un lado nada invasivas y sin ninguna toxicidad o efectos secundarios, ya que se trata de frecuencias de la misma naturaleza que las de nuestros propios procesos regulatorios, y por otro específicas para cada problema. Por ejemplo, no es igual el impacto de la exposición a los campos eléctricos y magnéticos de una red férrea electrificada o un tendido de alta tensión, de frecuencias bajas de 50Hz, a los campos electromagnéticos debidos a las telecomunicaciones, según la tecnología superiores del orden de los GHz.
Con el avance de la tecnología y la industrialización en nuestro entorno, las telecomunicaciones nos tienen sumergidos en un “caos hertziano” cada vez más denso y peligroso, aunque no totalmente perceptible por nuestros sentidos. Para protegerse contra estos efectos lo esencial es evitar la exposición y colocarse en lugar seguro: en una zona neutra del impacto de geopatías y contaminación artificial. La práctica ubicuidad de estos fenómenos y la dificultad y coste del apantallamiento total hacen de esta protección una tarea difícil. Debemos a toda costa reducir el efecto de los campos electromagnéticos naturales y artificiales por lo menos para evitar la exposición en las zonas de más larga permanencia como la cama o el despacho, situaciones en las que además somos más vulnerables. Usando equipos generadores de biocampos para nuestra protección la fuente contaminante seguirá estando ahí, sigue siendo detectable por un geobiólogo o medible en bioelectricidad, pero una valoración por medio de la Biorresonancia, la Electroacupuntura de Voll, la kinesiología u otras técnicas, no obstante, pondrá de manifiesto que su efecto sobre nuestro organismo es menor o ha desaparecido.